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miércoles, 4 de julio de 2007

Jose Basso - Colección - Volumen 19


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Jose Basso



Colección en orden cronológico


Son 22 volúmenes


Jose Basso - Colección - Volumen 19


Temas


217 - LA MARIPOSA (J.C. Godoy).mp3

218 - EL SECUESTRO (L. Correa)....mp3

219 - LOS DESPOJOS (J. C. Godoy).mp3

220 - NOSTALGIAS.mp3

221 - CHIQUE.mp3

222 - ORGANITO DE LA TARDE.mp3

223 - A LA GRAN MUÑECA.mp3

224 - EL CHOCLO .mp3

225 - FELICIA.mp3

226 - RE FA SI.mp3

227 - QUEJAS DE BANDONEON.mp3

228 - EL HURACAN.mp3


Link




Anteriormente publicadas

















María Volonté - Selección: Yo soy María

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María Volonté




Por Ricardo García Blaya


http://www.todotango.com/spanish/creadores/mvolonte.asp


Cancionista, autora y compositora


(16 de diciembre de 1955)


Nombre verdadero: María Cristina Pasquinelli

La oí cantar por primera vez, a principios de los ’90. Me gustó “de largue”, no sólo por su bella voz, tanguera y melodiosa, también por su afinación y buen gusto.

Cuando la escucho, siento que airosa, podría competir —perfectamente— con sus colegas de los años cuarenta y cincuenta. Su repertorio sale del esteriotipo trillado que eligen las intérpretes de hoy. Fue una de las primeras en redescubrir esa joya de Laurenz y Contursi: “Como dos extraños”, logrando una versión excelente, entre las tantas que luego insistirían, hasta el cansancio, cientos de cancionistas.

Su figura, esbelta y sensual, su expresividad y la facilidad de encarar otros géneros, la convierten en una artista diferente, con un estilo propio. Fue ganadora del Premio Gardel como mejor cantante de tango en el 2004 y nominada al Grammy Latino.

Registró cinco álbumes.

El primero de ellos, “Tango y Otras Pasiones” (1996) fue incluido por el diario “La Nación” entre los 100 mejores discos del tango. El siguiente, “Cornisas del Corazón” (1999), fue grabado en vivo en el Café Tortoni. Su tercer disco, “Fuimos” (2003), ideado junto con el mítico pianista Horacio Larumbe, la hizo merecedora del Premio Gardel 2004 al Mejor Álbum de Tango y fue nominado para el Grammy Latino. El cuarto volumen de su discografía, “Tangos” (2004), ofrece una colección de clásicos de su repertorio y fue nominado para e¡ Premio Gardel 2005. Su quinto disco, “Yo soy María” (2006) fusiona el tango con el jazz y la bossa nova.

Además de sus presentaciones locales, actuó en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. En Munich protagonizó la ópera “María de Buenos Aires”, de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla, dirigida por Gerardo Gandini.

En el Festival de Helsinki, en 2005, su recital terminó con la audiencia de pie. En los Estados Unidos cantó en el famoso club de jazz Yoshi’s. Desde 1995, cuando se encuentra en Buenos Aires, María canta todos los jueves en el Café Tortoni.


Para conocerla bien, que mejor que sus propias palabras:
«Nací en Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires. Cuando comencé a cantar profesionalmente, opté por el apellido de mi madre, Elvira Volonté.
«En aquella casa grande y luminosa vivía con mis padres y mis cinco hermanas. Papá trabajaba como dibujante proyectista y pintaba acuarelas de un modo exquisito. Pero sobre todo era un gran showman frustrado.

La mayor parte de su juventud la había pasado actuando, recitando y cantando en cines, teatros y cabarets. Apenas se casó, su primera mujer le hizo saber claramente que el “vaudeville” y las delicias de la vida conyugal no eran opciones compatibles. De ahí en más, él se dedicó con entusiasmo a transmitir a sus hijas toda su fascinación por los escenarios.

«Papá nos sumergió en un universo de provocación creativa: óleos, pasteles, témperas, máscaras y disfraces caseros, libros, cuadros, filmaciones. Una tarde típica en casa podía encontrarnos en la cocina con sábanas pintadas colgando a modo de escenografía, con lámparas que creaban un teatro de sombras y no faltaban las orquestas improvisadas en familia con latas de arroz, ollas y cucharas de madera. Mamá se entregaba a este caos incontenible lo mejor que podía, con paciencia infinita.

«Pero sobre todo estaba la música, que lo inundaba todo. Escuchábamos y cantábamos todos los géneros por igual: tango, folclore, bolero, flamenco, jazz, ópera, comedia musical, canciones francesas, italianas o fados.

«Un día, cuando tenía cinco años, papá llegó a casa con un “Geloso”, uno de los primeros grabadores de uso doméstico y me grabó cantando “Catari” (“Cuore ingrato”), una antigua canción napolitana. Todavía me impresiona mi voz, diminuta pero decidida, mezclada con mi llanto emocionado por la música y la letra. ¡Había tanto dolor secreto en aquella melodía, tanto amor generosamente derramado! Ese día descubrí, sin saberlo, que cantar es dejarse atravesar por la pasión.

«Después de semejante crianza en la libertad del arte, me resultaba muy difícil adaptarme al rigor de la escuela. Esperaba ansiosamente que la campana anunciara la hora de volver a casa donde mis ocupaciones favoritas eran leer, inventar canciones, disfrazarme e interpretar con mis hermanas las obras de teatro que yo misma imaginaba. También me gustaba poner unos viejos discos de pasta con música clásica y armar coreografías.

«A los diez años, papá me regaló mi primera guitarra. La guitarra mágica, como la llamamos muchos años después, porque en contacto con ella algo en mí cambió para siempre.

«Pasaron algunos años. Curiosamente, fuera de casa yo era una adolescente terriblemente tímida y la música era mi forma de comunicación. Cuando había actos en el colegio, sola o con mis compañeros mejor dispuestos, cantábamos temas de folclore o de rock nacional y ya, en plenos años ’70, mezclábamos el repertorio argentino con canciones de Violeta Parra, Paco Ibáñez, Nicolás Guillén o Joan Manuel Serrat. Las guitarreadas entre amigos, las peñas, el vino y las madrugadas fueron templando mi coraje y mi voz.

«Empecé a cantar profesionalmente en los años 80. Recién casada, el amor fue el gran aliciente para empezar una nueva etapa en mi vida artística. Fue un período intenso de aprendizaje: estudié música, baile, teatro, diferentes técnicas corporales. Las clases de canto comenzaron entonces y siguen hasta hoy con el maestro Julio Méndez.

«Vivíamos en San Telmo y participé en toda la movida que se armó por aquel entonces cantando en la Plaza Dorrego y en tantos bares y galpones de Buenos Aires. De esa época viene la amistad con varios músicos extraordinarios. Un imparable y original Ariel Prat; el entrañable y sutil Horacio “Mono” Hurtado; el precozmente ultratalentoso Javier Malossetti. Con estos dos últimos tuve además el placer de grabar en mi último disco “Yo soy María” (2006).

Aunque el tango y el folclore eran algo incorporado desde la infancia, en aquel tiempo mi idea era explorar otros caminos, buscando impregnar la música ciudadana con sensualidad latina y fuerza rockera. Fueron surgiendo varios temas compuestos junto a Timo Zorraquín, mi marido, por ejemplo “Arde un corazón”, grabado en mi primer disco “Tango y otras pasiones” (1996).
«Nos sumergimos en la cultura subterránea, junto a un montón de personajes extraordinarios como Jorge Pistocchi (creador de las revistas El Expreso Imaginario y Pan Caliente), que me puso el mote de “La Musa del Underground”, o Poly, Skay y el Indio Solari, por entonces unos incipientes “Redonditos de Ricota”.

«Aunque empecé mi carrera profesional cantando temas de rock latino y música ciudadana de mi propia autoría, un día me di cuenta claramente de que mi destino estaba en el tango.»

María Volonté - Yo soy María

María Volonté eligió para su quinto álbum ocho canciones (entre tangos , valses y milongas) e incluyó un candombe que compuso junto a Javier Malosetti, “Últimos Acordes De La Fiesta”.

Si bien los temas de Yo Soy María son clásicos inconfundibles, las versiones de Volonté logran una notable innovación del género a través del jazz (“El Ultimo Café” o “Sueño de Juventud”), la bossa nova (“Nostalgias” o “Tarde”) o el fado (“El Día Que Me Quieras”), sin perder la esencia de nuestra música ciudadana.

Los arreglos y la dirección musical estuvieron a cargo de Daniel García (piano acústico, Rhodes y teclados), con su quinteto Tangoloco, al que se suman Walter Castro (bandoneón), Horacio Montesano (guitarra eléctrica y nylon), Horacio Hurtado (contrabajo) y Christian Colaizzo (batería y percusión). Javier Malosetti participó en “Ultimos Acordes De La Fiesta” con bajo eléctrico, guitarra, percusión y coros.

Temas


01 - Maria Volonté - El último café.mp3

02 - Maria Volonté - Tarde.mp3

03 - Maria Volonté - Vuelvo al sur.mp3

04 - Maria Volonté - Sueño de juventud.mp3

05 - Maria Volonté - Nostalgias.mp3

06 - Maria Volonté - Yo soy María.mp3

07 - Maria Volonté - Chiquilín de Bachín.mp3

08 - Maria Volonté - El día que me quieras.mp3

09 - Maria Volonté - Últimos acordes de la fiesta - con Javier Malosetti.mp3


Link

http://rapidshare.com/files/40909932/RBerdi_M.Volonte-YoSoyMaria.rar


Astor Piazzolla - Adios Nonino

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La historia de "Adiós Nonino"

Astor Piazzolla compuso Adiós Nonino, su tango más célebre, durante una gira con el bailarín Juan Carlos Copes en 1959.
Dedé, su primera esposa, lo llamó para contarle que Nonino, su padre, había muerto en Mar del Plata.
Piazzolla partió hacia la Argentina: al llegar a su departamento, pidió que lo dejaran solo, sentó al piano y en dos horas compuso el tema de homenaje.

Una vez terminado, pudo llorar.

"Es el mejor tema que escribí en mi vida.
Me propuse mil veces hacer uno superior y no pude.

El día que lo estrenamos, con el Quinteto, los músicos y yo dijimos esto no le va a gustar a nadie, pero toquémoslo.

A la gente le gustó de entrada, quizá porque era diferente a todo".
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Astor Piazzolla - Su Vida y su Lucha

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.SE CUMPLEN HOY 15 AÑOS DE LA MUERTE DE ASTOR PIAZZOLLA

La
leyenda del indomable


Fue un artista-bisagra en la música popular argentina. Surgido de las entrañas de la orquesta de Troilo, su genio se completaba con un carácter explosivo.


Gaspar Zimerman

Tengo una ilusión: que mi obra se escuche en el 2020. Y en el 3000 también. A veces estoy seguro, porque la música que hago es diferente. Porque en 1955 empezó a morir un tipo de tango para que naciera otro, y en la partida de nacimiento está mi Octeto Buenos Aires.

Voy a tener un lugar en la historia, como Gardel. Lo que no quiere decir que quedemos archivados. Gardel perdura; conmigo va a pasar lo mismo, porque no soy un mediocre.

Es mi mayor valor, quizá mi mejor virtud. (Del libro Astor Piazzolla. A manera de memorias, conversaciones con Natalio Gorín).

Desde el principio, Piazzolla intuyó que su misión en la música excedía a un género o a la interpretación virtuosa de un instumento.
Que lo suyo era inventar sonidos propios, inauditos, revolucionarios.

Cuenta la leyenda que recibió su primer bandoneón de pequeño, como regalo de su padre, Vicente, Nonino, acordeonista aficionado y amante del tango. Pero durante muchos años, el instrumento quedó guardado en el ropero: el niño soñaba con una armónica; sentía rechazo por esa música triste que escuchaba en su casa y se rebelaba a las clases de solfeo.

Hizo falta que la ebullición hormonal encaminara en serio el asunto: el adolescente se marchitaba en una ciudad que sentía provinciana, y huyó de ese insípido transcurrir.Mar del Plata contrastaba con la Nueva York donde había pasado parte de su infancia y pubertad:
dos veces la familia había ido en busca del sueño americano.

Allí, Astor había descubierto a Calloway y las orquestas de jazz que tocaban en el Cotton Club, había tocado el bandoneón disfrazado de gaucho en un cabaret, había sido extra al lado del mismísimo Carlos Gardel en El día que me quieras. Y también había empezado a mostrar en sucesivas batallas callejeras ese carácter agresivo que tanto le reprocharían en el futuro.

La vida, decididamente, no podía ser apenas una siesta pueblerina.
Con sólo 16 años, partió hacia Buenos Aires y se hizo habitué del café Germinal, donde tocaba la orquesta de Aníbal Troilo: se coló en la formación una noche que se enfermó un bandoneonista.

Permaneció en la orquesta entre 1939 y 1944, y llegó a ser primer bandoneón y arreglador. Al mismo tiempo estudiaba con Alberto Ginastera: uno de los tres maestros que reconoció, junto con Nadia Boulanger y la ciudad de Buenos Aires que, decía, le enseñó "los secretos del tango".

El los aprendió y les sumó los suyos, como el swing y el contrapunto:

"Supe desde siempre que lo mío era el tango, pero más allá del tango conformista, haragán, de la mayoría de los tangueros; que había que cruzarlo con otras cosas, enriquecerlo, llenarlo de riesgo".

Empezó a aplicarlo con Troilo y, sobre todo, desde que dejó la orquesta. Allí comenzaría el via crucis de enfrentamientos con el ambiente tanguero.

"Desde que largué con Troilo -recordaba- fue cambiar, enfrentarme a la resistencia de la gente, a los tangueros ultraconservadores que me despreciaron, me segregaron, me insultaron como si hubiera sido el demonio".

Esas peleas fueron verbales pero también físicas, y él se defendía y atacaba con sus puños, su lengua filosa y, sobre todo, su música:

"Cuando empezamos con el Octeto parecíamos salidos del ERP...
¡Eramos ocho guerrilleros subidos a un escenario!
Yo rompía el bandoneón todas las noches y el Gordo Federico también.
Cada uno, en lugar de un instrumento, parecía que tenía una bazuka. Habíamos convertido el escenario en un ring de boxeo".

Los conflictos permanentes no sólo le causaban amargura, sino vaivenes económicos: sólo al final lograría superar todo, gracias al reconocimiento que consiguió, primero en el exterior, y luego en el país

("En la Argentina -reflexionaba- creo haber logrado ese objetivo en los últimos años, aunque todavía queda por ahí un chistoso que me grita: Tóquese un tango, maestro").

Amante del mar, la pesca de tiburones, la cocina; disciplinado y riguroso hasta el autoritarismo; capaz de decir que "un instrumento es mucho más que la mujer, que un hijo" pero también que "si la música carece de diversión, no sirve para nada".

En 1990 había superado un cuádruple by-pass y por fin estaba en un momento de calma, cuando una trombosis cerebral inició una agonía que terminaría el 4 de julio de 1992. Tenía 71 años.

http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/clarin/v8/notas/imprimir.jsp?pagid=1450201#
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Astor Piazzolla - El Disco Olvidadado

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Astor Piazzolla - El disco olvidado



Piazzolla comenzó su relación con Philips, a partir de 1964, con un disco que implicaba una importante idea de producción.

En un gesto tal vez demasiado rimbombante para alguien que estaba lejos de finalizar su carrera, el bandoneonista decidió rearmar sus grupos del pasado (la orquesta típica del ’46, la orquesta con cuerdas, piano y bandoneón de 1956, el octeto del ’55), y rendirse homenaje a sí mismo en una retrospectiva adelantada donde se incluían dos temas por cada una de las orquestas, una suite por el octeto y cuatro temas por su quinteto de ese momento.

Falseando el comienzo de la historia –su primer arreglo para Troilo había sido de 1943, pero eso no permitía un aniversario redondo– el disco se llamó 1944-1964.

20 años de vanguardia con sus conjuntos. Y ése fue su gran error. Lo que Piazzolla no podía saber era que, después de su muerte, el mercado se inundaría de antologías con nombres confusos.

Entonces, ese disco original, con temas y arreglos nuevos y algunas obras maestras como “Tango ballet”, para el que reunió al octeto con Francini, Stampone, Baralis, Malvicino y Bragato (el único nuevo era Kicho Díaz) o “Contemporáneo”, por el quinteto (el tema en el que Piazzolla más se acerca a Béla Bartók), pasó por una antología más.

Nunca reeditado en CD, este disco también pasó inadvertido para Gustavo Santaolalla, que produjo la reedición del material que hoy pertenece a la compañía Universal.

En su programa de rescates, publicados dentro de la serie Seminal –donde se incluyen otros títulos de tango–, están los dos volúmenes de la Historia del tango, con las pistas que formarían parte de un tercero inconcluso como bonus tracks;

el Concierto de tango en el Philharmonic Hall, con las grabaciones junto a Egle Martin, y dos temas editados originalmente en un doble (un EP) como pistas adicionales, y estará El tango.

Pero, claro, sigue ausente 1944-1964. 20 años de vanguardia con sus conjuntos.


http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/espectaculos/subnotas/6850-2273-2007-07-04.html


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Efemérides del Día - 4 de Julio

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Efemérides del Día - 4 de Julio

- Día de la Independencia en los Estados Unidos.

1776

En Philadelphia, representantes de las 13 colonias británicas firman la Independencia de los Estados Unidos de América.

1807

Nace Giuseppe Garibaldi, héroe de la unidad italiana.

1826

Nace Stephen Foster, compositor de "Oh, Susanna".

1850

Nace en Buenos Aires el autor teatral Martín Coronado, autor de "El sargento Palma"; "La piedra de escándalo", etc. Murió en su quinta de Caseros (provincia de Buenos Aires) el 20 de febrero de 1919.

1864

Nace en Gualeguaychú (provincia de Entre Ríos) el jurisconsulto, orador y educador Osvaldo Magnasco. Falleció en Buenos Aires el 4 de mayo de 1920.

1865

Se publica la primera edición de “Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Caroll.

1876

Apertura del The Museum of Fine Arts, Boston, EE.UU.

1876

Primera exhibición pública de la luz eléctrica en San Francisco, EE.UU.

1877

Nace en San Juan el escritor y crítico teatral Juan Pablo Echagüe, que utilizó el seudónimo de "Jean Paul". Es autor, entre otras obras, de "Por donde corre el Zonda", "Paisajes y figuras de San Juan" y "Apreciaciones". Falleció en Buenos Aires el 5 de septiembre de 1950.

1884

La Estatua de la Libertad es entregada a los EE.UU. en París.

1900

Nace Louis Armstrong, músico de jazz.

1934

Muere Marie Curie, investigadora de origen polaco.

1992

Muere Astor Piazzolla, compositor argentino.

2001

Día Nacional del Médico Rural Se instituye por Ley Nº 25.448, en conmemoración al natalicio del doctor Esteban Laureano Maradona.

2003

Muere el cantante norteamericano Barry White.

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